Entre enero y marzo de 2025, 855 mil personas estarán en peligro por deslizamientos y huaycos, convirtiendo a Cusco en la región más vulnerable del país. Además, 141 mil viviendas corren un riesgo muy alto de colapsar debido a los movimientos de tierra. (CENEPRED, 2024).

El impacto ya se ha sentido. En enero, un deslizamiento en Huambutio-Pisac bloqueó la vía en Morro Blanco, afectando el tránsito en el Valle Sagrado y Valle Sur, rutas clave para el turismo y el transporte agrícola. Como resultado, los alimentos se encarecieron, los costos de distribución aumentaron y la economía local sufrió un duro golpe. A esto se suma la destrucción de cultivos, agravando la inseguridad alimentaria y afectando a miles de familias.

El gobierno nacional lanzó el Plan Multisectorial ante Lluvias Intensas 2025-2027 como una respuesta al problema, con el fin de coordinar acciones preventivas en distintos sectores, priorizando el mantenimiento y fortalecimiento de infraestructura, sistemas de alerta y protección agrícola. Con un presupuesto de S/2,268 millones para el 2025, el plan involucra a 11 entidades públicas y se implementará a través del programa “Reducción de la Vulnerabilidad y Atención de Emergencias por Desastres”, cuya ejecución en Cusco ha aumentado progresivamente, pasando de más de S/58 millones en los años 2019 y 2020, a más de S/108 millones en 2024 (MEF).

Para prevenir y enfrentar estos problemas, es urgente invertir en infraestructura resiliente con mejores estándares de construcción y drenaje, fortalecer el monitoreo climático para anticipar emergencias, y promover la educación sobre riesgos para que las comunidades puedan actuar antes de que sea demasiado tarde (Ceplan, 2023).

¿Qué otras medidas se deben tomar para proteger a las comunidades frente a estos desastres?